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Nadie es tan claro como el agua
ni tan cristalino
como las blancas arenas
procesadas en Murano.
Nadie puede decir
que es absolutamente limpio,
ni puede demostrar
que su alma esta expuesta
a la voracidad de todos,
cual mariposa que cierra sus alas.
Nadie lleva su esencia
al descubierto,
y todos ocultan una mácula
que está muy guardada
en lo más profundo
de su imperfecto corazón.
Es, tal vez, una norma
que nos deja la vida,
a fin que podamos conocer mejor
que es lo que necesitamos
para tener limpio de toda mancha
a nuestro secreto fantasma interior.
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Autor: Jorge Horacio Richino
Todos los derechos reservados-
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Poema publicado en diversos sitios
webs del autor y otras ediciones.
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